viernes, 19 de junio de 2020

LA REBELION DE LOS TOPOS

Esta interesante novela corta de tema futurista, fue escrita por Adam Surray ( seudónimo de José López García  escritor  gallego de nacimiento pero valenciano por adopción, nacido en La Coruña el 7 de mayo de 1943) y  vio la primera luz  en el marco de la colección La Conquista del Espacio, publicada por la Editorial Bruguera, distribuida en los quioscos de España y América Hispana entre 1971 y 1985. 


Se le asignó el número 633 de la colección, y una portada, que no guarda una relación directa con el tema de la obra, dibujada por el artista Miguel García. Tiene tapa flexible, y está impreso en el formato habitual en los bolsilibros , 15 x 10.5 cm u octavo mayor si se quiere ser más castizo con la denominación.



Vamos a dividir la reseña de este bolsilibro en diferentes secciones para que el lector de la misma se haga una idea fidedigna del mundo que va a visitar. En primer lugar presentaremos el contexto en el cual se desenvuelve la acción


Estamos en un mundo devastado por una catástrofe ecológica (aunque también se le achaca a la guerra un poco de responsabilidad por la penosa situación en la que ha quedado la superficie del planeta ) que ha obligado a que la buena parte de la población de las ciudades se refugie en el subsuelo para huir de la contaminación imperante en el exterior.


Pero si queremos definirlo con precisión bien vale servirse de lo que dice el protagonista de la novela, el apuesto treintañero Keenan Arnold, un ingeniero de video sonido, justo en el primer capítulo de la obra: « Se rompió el equilibrio de la biosfera  y todo se fue al diablo. El hombre obligado a retornar a las cavernas. A vivir en ciudades subterráneas»


El régimen que gobiernas esas comunidades enclavadas en el subsuelo se hace llamar la Autocracia, y ha prometido que a sus ciudadanos que esa clase de vida será temporal, y que el retorno a la superficie se hará efectivo pasado medio siglo de la catástrofe antes dicha, pero en vez de eso traiciona su palabra e «incrementa los impuestos, obliga a una mayor jornada laboral , pide sacrificios a la población. Dedican parte del presupuesto a la fabricación de armas para dominar al pueblo, y solo están acondicionando ciudades en el exterior para albergar a unos pocos»  nos dice Gladys Gillys, bella veinteañera y convencida activista de Los Libertadores, una organización clandestina que busca la vuelta a la superficie de los habitantes de las ciudades subterráneas, y que han surgido a consecuencia de aquella promesa  incumplida por el régimen de unos  futuristas  Estados Unidos recreados debajo de la tierra.


Los Libertadores presumen que la Autocracia no pretende la vuelta de toda la ciudadanía a la superficie, sino tan sólo el retorno de un grupo selecto, y por tal motivo buscan realizar una incursión en el exterior para  demostrar la salubridad del mismo, y al mismo tiempo llamar la atención de la población enclaustrada sobre tal hecho   mediante una emisión televisiva.

La rebelión de los topos nos ofrece el retrato de un mundo súper tecnificado en el cual existen ciudades cupuladas preparadas para resistir las inclemencias del subsuelo, pero no sólo hacen eso, van mucho más lejos pues dentro de aquellas cúpulas prospera una tecnología modernísima. Disfrutan en casa de  television y video visores, y fuera de ella de  automóviles turbopropulsados, y una compleja red de carreteras urbanas que se vale de túneles y plataformas de descenso para aliviar el tráfico durante las horas punta.


Esas carreteras están repletas de buses-plataforma y por  los túneles corren veloces  turbo trenes. Asimismo la llamada Autocracia equipa a sus agentes con armas potentes capaces de poner raya a la violencia doméstica encarnada en las bandas de gamberros juveniles como las Ratas Negras o los Hermanos del Averno. Y esas armas son los revólveres multifuego, los tubos lanza gases o los rifles con bocacha los cuales otorgan mayor precisión al proyectil cuando abandona el cañón.


Incluso este mundo enclaustrado se da el lujo de desarrollar un modernísimo vehículo  denominado Kapt-SMV, el mismo que posee la capacidad de transportar un dispositivo que puede desplazar las moléculas de la materia, eficaz a la hora de perforar la tierra y abrir túneles,  además de producir planeadores aptos para el vuelo en el cielo de aquella superficie tan temida y anhelada al mismo tiempo para los personajes de esta novela corta.


La novela comienza con una escena de flirteo entre el joven ingeniero de video sonido Keenan Arnold ( el cual asumirá el protagonismo de la novela) y Gladys Gillis, una joven y vehemente activista de Los Libertadores. Si bien ambos jóvenes se profesan una mutua simpatía que todavía no llega al amor, la razón de su acercamiento no ha tenido un sustrato plenamente romántico, pues Gladys pretendía convertir a Arnold en un prosélito más de su movimiento libertad, pero no consigue nada pues el joven ingeniero está más que contento del estado de cosas en el cual ha vivido toda su vida. Es más Arnold se burla del acicate romántico que impele las ganas de ver el exterior de la joven libertaria. Gladys quiere sentir en su piel «las caricias del sol, ver el cielo azul y el parpadear de las estrellas» cosas que la nena ha visto en cintas de video que rememoran el pasado del planeta antes de la catástrofe, y lo contrapone con los logros concretos de la civilización subterránea, los cuales son visibles a simple vista para un ciudadano de a pie.

« Habitamos en ciudades maravillosas , modernos jardines, parques, fuentes, iluminación que en nada envidia a la del Astro Rey» En resumidas cuentas, no hay acuerdo alguno entre ambos y Gladys le confiesa que lo contactó para que emitiera una transmisión no autorizada anunciando a la población la atrevida que ella y sus jóvenes compañeros pretendían realizar. Arnold pretende disuadirla hablándole de la formidable tecnología que se ha dispuesto para evitar fugas. « Toda vía de esta super controlada por sofisticados mecanismos de seguridad, y una legión de polirrobots dificilmente sobornables. Aquello es un castillo inexpugnable, más de un imprudente ha perecido al aproximarse a zonas prohibidas que limitan con los bloques de seguridad de California Sub»


Gladys sale del apartamento de Arnold, y se pone a los mandos de su pequeño auto biplaza, y empieza a desplazarse hacia otro sector de California Sub, justo aquí el autor nos describe un momento de la agitada vida de aquella urbe « El tráfico era bastante intenso. Todos los servicios de plataforma y turbotren a rebosar. Plataformas, pasillos deslizantes y túneles móviles en pleno funcionamiento. Había terminado la jornada laboral» Como vemos la estampa no difiere mucho de la de cualquier ciudad moderna. 


Gladys acude a una cita con un grupo de jóvenes miembros de Los Libertadores que le acompañaran en su aventura en el exterior. Todos ellos están presentes menos uno, un tal Dany Ireland. el cual es sometido a tortura por Sean Crichton, un sádico oficial que pertenece al odiado Departamento de Control y Seguridad ( DCS), y termina revelando los planes de los osados jóvenes.. Con esta información el malvado Crichton  y sus agentes se presentan sorpresivamente en el apartamento donde se realiza la reunión. Como era de esperar los jóvenes oponen resistencia, lo que da pábulo a que Crichton les de muerte de una manera asaz cruel. « Surgió el fogonazo del arma empuñada por el oficial. El revólver multifuego accionado para su máxima capacidad destructiva. De ahí que el cuerpo de Karl Ritter quedara destrozado. Acusando el brutal impacto del multiproyectil explosivo. Cayó reventado, desmembrado, salpicando sangre y restos humanos todo el mueble»


El sangriento festín prosigue cuando Crichton vuelve a disparar su potente arma de fuego contra otro miembro de Los Libertadores, un muchacho llamado Ralph Benton el cual resulta también desmembrado por obra de otro proyectil de las mismas características. A continuación los esbirros de Crichton defenestran a una muchacha llamada Leila Ruston, mientras el susodicho aturde a Gladys con un golpe de su porra eléctrica , para luego violarla sin mayores miramientos.

«Gladys yacía inerte. Los ojos cerrados. Los labios fuertemente apretados. El rostro bañado en lágrimas por el dolor y la impotencia y la humillación. Los brazos en cruz, las piernas brutalmente abiertas»


Páginas después, Arnold recibe la visita de un par de agentes del DCS, una vez adentro los infames esbirros vestidos de negro le piden su cédula de identidad, como no la tiene van a buscarla hasta su dormitorio, y un agente la encuentra dentro de un cajón, pero eso no resulta suficiente, y los policías le piden que los acompañe. Arnold pregunta si irá en calidad de detenido, y eso da pie a una nueva exhibición de brutalidad policial.


«La súbita reacción de los dos policías sorprendió a Arnold. Uno de ellos le inmovilizó por los brazos permitiendo a su compañero descargar dos violentos puñetazos en el estómago de Arnold, quien cayó encorvado. Apenas entró en contacto con el suelo recibió un patadón en el vientre. Abrió desmesuradamente la boca falto de respiración»


Curiosamente la cédula de identidad que tanto maltrato le causó prueba, una vez ingresada, en el Ordenador Central que Arnold es un ciudadano modélico que responde las preguntas de Crichton sin inmutarse, dejando claro que su vínculo con la difunta  Gladys no ha llegado al extremo de conspirar contra la Autocracia. Y decimos difunta porque el susodicho es conducido a un vanguardista depósito de cadáveres para identificar el cuerpo de su idealista amiga.


«Se abrió la plancha cuadrangular de la pared y por el carril salió el ataúd. Un ataúd de vidrio transparente envuelto en gélido vaho. Arnold continuaba con los ojos fijos en el ataúd. Gladys Gillis ¡ Era Gladys! Aquel cuerpo apaleado, surcado de negruzcas señales. Su suave piel aparecía ahora atezada. Los muslos renegridos.»


Arnold estampa su firma en el documento que el malvado Crichton le extiende, dando fe del deceso de la infortunada Gladys, mientras aquel adalid de la justicia subterránea le informa sobre las violentas muertes que han sufrido los compañeros de Gladys como si intentase disuadir a Arnold de seguir el mismo camino, cosa que evidentemente no consigue, pues el joven ingeniero ahora empieza a identificarse poco a poco con los ideales de aquel grupo de jóvenes reprimido por la dura mano de DCS.


«Había estado ciego. Ajeno a todo. Indiferente.Enterrado en su cáscara de placeres y comodidades. Ignorando a cientos de Gladys que habían perecido bajo el despotismo de la DCS. Solo por defender una idea, por desear un mundo mejor»


Al rato, Arnold regresa a su apartamento y se encuentra con un inesperado comité de bienvenida, Barry Jansen, Guy Sutherland y Goldie Moore ( la cual sustituirá a la fallecida Gladys Gyllis como el interés romántico del protagonista), el cual acusa de traidor al joven ingeniero de videosonido. Sin embargo, una oportuna habilidad para la pelea pone las cosas a favor del acusado, el cual logra desarmar a los supuestos justicieros, y les cuenta la triste suerte que corrieron sus compañeros a manos del crudelísimo Sean Crichton, a pesar de eso Goldie no le cree e insiste en que sea ejecutado, para convencerla de lo contrario Arnold recurre a un acto ciertamente dramático:


«Keenan Arnold se aproximó a la muchacha. Arrojó a sus pies el revólver 

—Ya he terminado de hablar, Goldie ¿quieres mi muerte? ¡ Adelante! Mi delito no es de la traición, sino el del cobarde»


Goldie empuña el revólver pero no se siente capaz de disparar, y Arnold termina incorporándose a las filas de Los Libertadores. Lo reseñado hasta aquí equivale a la mitad del contenido de la misma, e invitó al lector interesado para que se anime por sí mismo a desentrañar los acontecimientos que se suceden a partir de aquí. 


Cómo se habrán dado cuenta el protagonista de la acción, es decir Keenan Arnold, es el personaje que más cambia conforme se van pasando las páginas de esta amena obra de evasión. Al principio se muestra tibio e indolente, pero las muertes ciertamente crueles que sufren Gladys y sus camaradas son suficientes para hacerlo cambiar de opinión, y dejar su cómoda posición de súbdito del régimen para convertirse en un activo opositor a la mendaz Autocracia que ni siquiera pretende una vuelta a la superficie, sino una emigración de su élite hacia otro planeta, abandonando la Tierra a las personas menos favorecidas de las ciudades subterráneas, y los bárbaros mutantes que pueblan la superficie, cosa que nuestro héroe descubre después de dar una vuelta por la superficie de un planeta renacido, pero bárbaro que Los Libertadores anhelan controlar de nuevo, como lo anuncia la voz del enérgico Arnold en unos de los párrafos finales de la novelette.


Como se trata de una novela corta el autor no tiene tiempo de echar un buen vistazo al régimen de la Autocracia, apenas se nos da el nombre de su presidente un tal Gene Shatner, más bien la mirada del autor pone el acento en la crueldad de la policía de aquel régimen, y resulta más que obvio que sus excesos sirvieron de mucho para que el protagonista tome partido por Los Libertadores.( ya habrá tomado nota el lector que el protagonismo de las escenas de crueldad explícita están protagonizadas por el oficial Sean Crichton)


Otra cosa que hay que resaltar de la obra es la cuota de «soft erotismo»  que despliega. En esta novela no hay ancianos, el personaje más viejo es Jonas Gielgud, un hombre de cuarenta años, líder de Los Libertadores, los demás son jóvenes,y las chicas por supuesto son hermosas y están vestidas de una manera super sexy como para calentar la imaginación del que lee, y para justificar la advertencia de SOLO MAYORES DE 18 AÑOS que aparece en la borde inferior de la portada ( no está de manos recordar que se vivían los tiempos del destape en España, hay que poner atención a que esta novela se publicó sólo ocho años después de la muerte de Franco)  Eso sí sin llegar a convertirse en el centro de todo como ocurre en las obras escritas por Joseph Berna, otro escritor de la escudería Bruguera y amigo personal de Adam Surray.


Me parece que esta obra, como las otras salidas de la pluma de este autor, se leen con rapidez y sin tropiezos. La trama fluye ante nuestros ojos de una manera realmente gráfica.Sus descripciones son cortas y precisas, y las cosas generalmente discurren en función a la trama, dejando poco espacio para las digresiones en los párrafos, aunque me parece que el libro no enteramente redondo debido a que los autores que escribían para Bruguera se hallaban tiranizados por la limitación de espacio que tenían estas obras, de las cuales tenían que entregar entre cuatro y seis al mes, según como estuviera redactado el contrato que tenían con la editorial del gato negro. Algo que se nota por el final algo apresurado que el autor le da a esta obra en particular.


Normalmente, los autores que entregaban originales a Bruguera no vinculaban las tramas de sus historias por decisión expresa de la editorial, o para decir en una palabra las obras tenían que ser autoconclusivas, pero en ocasiones ( y ésta es una de ellas) el autor se permitía transgredir esta prohibición haciendo guiños en alguna de sus obras anteriores en una que iban a entregar . Y precisamente esto sucede en «La rebelión de los topos», la cual comparte ciertas cosas en común con otra novelita del mismo autor titulada «Alí Babá y los cuarenta marcianos», las cuales mencionaremos para no dejar intrigados a los que lean esto: el mundo subterráneo, y la mención de un conflicto larvado con una superpotencia que no es otra que la vieja Europa.



















 


1 comentario:

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