domingo, 26 de enero de 2020

NACIDO PARA MATAR


Dedicado a María Larralde, autora española.
Lo habían sacado herido de la batalla, pero dentro de su cabeza seguían resonando los clamores de la lucha, seguía viendo las gotas de sangre que las espadas suscitaban de los cuerpos vencidos por aquellos instrumentos de muerte.
Ese era su mundo, ahí se sentía a gusto, por eso ser herido era como una afrenta para él, y cuando cayó al suelo pidió a las valquirias que todavía no lo llevaran en sus brazos rumbo al Walhalla, pues aún su espada tenía una insaciable sed de sangre.
Apenas entró en la tienda su esposa acudió solicita a su lado y pidió a los que lo conducían que lo dejaran sobre el petate que siempre le había servido de cama cuando la paz dirigía sus días; los guerreros obedecieron el pedido de la mujer y lo dejaron donde ella se los indico, y entonces se acercó a él para curar sus heridas, pero cuando lo hizo el hombre no la vio a ella sino a uno de esos guerreros que le habían herido cometiendo el sacrilegio de sacarlo de la batalla, por eso cogió su espada y con todas las fuerza que todavía le restaban la blandió contra su mujer y le asestó un mandoble que le supo a gloria cuando se dio cuenta que había acertado ahí justo en la base del cráneo.

Chiclayo ( Perú) 6 de julio 2016

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