A Judith Vergara García, autora de los cuadros que me inspiraron esta ficción. La imagen de la portada es de la autoría de esta pintora peruana.
Casandra solía plasmar las cosas que le producían pavor, por eso se había retratado tuerta y manca para hacer visibles esos temores, y echarlos fuera de su mente.
Pero siempre se pasa algo por alto, y cierto día descubrió un grabado que representaba la ejecución de cierta reina de Francia, famosa por haber muerto guillotinada.
Casandra imaginó la cabeza de la reina saltando como una pelota ensangrentada hacia el cesto donde se acopiaban las cabezas recién cortadas, y creyó oír los vítores de la multitud saludando la ejecución de aquella austriaca casada con un rey pusilánime.
Y tuvo miedo.
Entonces cogió sus pinceles, y empezó a pintar su propia cabeza recién cortada sobre un plato anegado de sangre, para conjurar el supremo terror que la abrumaba, el miedo a perder la fuente de su imaginación.
¡Genial!
ResponderEliminarGracias Natalia.
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